El verano es una estación perfecta en la que nos encanta lucir zapatos. Lo ideal, es que utilicemos un buen calzado de piel que no nos provoque rozaduras en los pies. En verano el pie tiende a ensancharse y lo único que es capaz de adaptarse a su forma es una buena sandalia de piel, que nos garantice comodidad y confort. Además, en verano, siempre somos propensos a sudar mucho más y los zapatos de piel  tienen una mejor absorción.

En HOSBO, como productores de pieles y entendidos en la materia, os queremos dar una serie de consejos y  algún que otro tip, para que los zapatos de verano os sobrevivan más de una temporada.

TIPS para un uso adecuado de nuestras sandalias

¿Usar nuestras sandalias preferidas? Sí, por supuesto, pero no durante muchos días seguidos y con intervalos de descanso. Es importante dejarlas descansar para que la piel del zapato vuelva a su forma. Así, la piel durará mucho más en perfecto estado.

Terrazas, polvo, arena… En verano, tendemos a pisar por muchas más superficies, que acaban manchando nuestros zapatos. Por eso, es importante fijarnos después de cada uso y limpiarlos en el caso de que sea necesario. Es importante utilizar los productos adecuados para hacerlo como; un cepillo, un paño de algodón e incluso algún producto que devuelva la hidratación y el brillo a nuestros zapatos. Os dejamos un post anterior, en el que hablábamos de cómo tratar nuestra piel de cabra.

¿Qué hacemos si se mojan nuestras sandalias? En verano es mucho más habitual que nuestros pies transpiren y acaben por mojar el zapato. Lo indicado en estos casos es secar la sandalia con suavidad y a continuación, usar una horma de madera o papel, para que absorba la humedad del interior de una manera delicada y no agresiva. Debemos evitar el uso de calor directo, como el secador, ya que podría ser contraproducente y puede llegar a endurecer la piel.

Y por último, tan importante es el durante, como el post uso. Los más recomendable sería que guardásemos nuestras sandalias con su horma y dentro de una bolsita de algodón. Además, si el zapato en cuestión tiene algún elemento decorativo, o ajuste al tobillo, se debería tener aún más cuidado para no perder su forma.

Estos consejos, a priori sencillos, no siempre se llevan a cabo, pero si los incorporásemos a nuestra rutina diaria, nuestras sandalias aguantarían más de una temporada y la piel de los zapatos se mantendría en perfecto estado. Ahora sí, ¡disfruta del verano!